viernes, 25 de noviembre de 2011

Encontrarse una moneda boca abajo

Mi suerte empeoró. Me ofrecieron un trabajo, viajé hasta Medellín, trabajé allá dos días, más otros cinco días de preparación... Ni siquiera me pagaron los viáticos y luego me he enterado, por terceras personas, que el proyecto se canceló por cuestiones "ajenas a la voluntad de todos".

Luego me llaman a otro trabajo, me piden que diga la cifra de costo por mi participación. Consulté entre colegas los promedios de esos honorarios y así pedí para mí. Realicé los pagos necesarios de aportes sociales, que significaron una inversión considerable, pero necesaria para poder acceder a un trabajo en este país. No obstante, la respuesta fue inmediata: NO. No me dieron el trabajo que ya parecía mío.

¿Que había hecho para merecer esto? ... El lunes, cuando me disponía a preparar el trabajo de campo y experimentar con los primeros agüeros, encontré en el suelo, junto a una silla del parque público, una moneda de cien pesos que tenía la cara boca abajo. Temeraria, la recogí y la guardé en mi bolso, lugar a donde van a parar muchos de los amuletos relacionados con las finanzas domésticas.

Al volver a casa, después de revisar mis apuntes y par de libros (en Internet es muy poco y muy contradictorio y sospechoso lo que se encuentra al respecto), entendí que, según la agorería, el encontrarse una moneda con la cara boca abajo (es decir, sello - o el lado que tiene el número- boca arriba) es mal presagio relacionado con la economía personal. Igualmente, se supone que el presagio se puede revertir  regalando la moneda, lo cual no sería mi caso, porque este caso coincide muy bien con el trabajo de campo. Si por el contrario, la moneda tiene la cara boca arriba, se dice que es un buen presagio.
Hoy, cuatro días después de encontrada la moneda, me informaron que no me daban el trabajo que ya daba por hecho. ¿Tendrán algo que ver los cien pesos boca abajo? Demos varios días más al pequeño pero peligroso experimento que reposa aún en el bolsillo más pequeño y secreto de mi bolso.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Voy a cambiar mi suerte

¿Puedo cambiar mi suerte? He leído cuanto libro de superación personal, filosofía y religiones ha caído en mis manos. He navegado por horas en Internet, en busca de un camino, un método o una fórmula. Ya pasé por la etapa de los sacrificios, de visualizar escenarios mejores, del optimismo eufórico y de ejercitar el "merecimiento".

Entre otras cosas, me he dado baños de hierbas dulces y amargas, he usado amuletos y he realizado pequeñas incursiones en la magia blanca. Acabo de concluir una novena a Santa Faustina y, además, fui a nueve misas seguidas, aunque... no soy católica, no he podido lidiar con ninguna religión, soy agnóstica. Mi desespero porque las cosas cambien me ha llevado a probar lo que antes me parecía imposible.

Hace más de cinco meses, me sucedieron varias cosas lamentables, una seguida de la otra. En mayo, mi enamorado regresó con su ex, justo después de declararme su amor total y de asegurarme que yo era la mujer de su vida. A los días perdí mi trabajo, al que había empeñado corazón y vida.

Lo perdí aunque a finales del año pasado había ganado, para la empresa, un premio de reconocimiento a mi labor. Lo perdí, aunque en febrero concluí satisfactoriamente una investigación que yo misma había propuesto y que parecía imposible lograr.

Gané el premio y además, hice la investigación, que quedó tan bien que fue publicada. Aún así, me quedé sin trabajo. Aunque mi jefa lo dijo con otras palabras, la verdad es que llegó un remplazo, otra persona, muy estimada por una de las directivas, recién graduada de la universidad y a quien, para completar, le podían pagar mucho menos que a mí.

Después de la semana fatal en que al mismo tiempo, perdí mi novio y mi trabajo, me sucedieron muchísimas cosas tristes, una tras otra: perdí un dinero que había ahorrado por años, mi sistema inmunológico se debilitó mucho, tuve que devolver la casa que tenía en alquiler...

Llevo cinco meses y dieciocho días tratando de cambiar mi suerte. ¿Es posible? Creo profundamente en que cada cosa que me ocurre es el resultado de una cadena exacta de causas y efectos.

Con este blog inicio una nueva etapa de "trabajo de campo", que consistirá en la aplicación, o la puesta en práctica, de los agüeros más conocidos o los que encuentre y me llamen la atención.

Estoy dispuesta a pasar bajo las escaleras, romper espejos, regar sal ...

Como en toda aventura, tengo una ayudante comprometida con la causa: Susana, mi prima querida. Ella está dispuesta a desarrollar conmigo la investigación, experimentación, observación y análisis correspondientes. Como sea, sabremos por fin la verdad sobre los agüeros. Inicia nuestro trabajo de campo.